martes, 3 de junio de 2014

LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS QUE STALKEAN

Coincido con mi compañero Gabriel con eso de que las redes sociales vinieron a cagarnos los cerebros. Y no por el hecho de las marginalidades que aquí se presentan, o por los juegos, o por lo simple de poner que estas usando el bidet mientras escuchas un tema de Los Palmeras (y todo eso siendo realmente cierto). Si no porque con el avance de las mismas (las redes: Facebook, Twitter, Instangram,Youtube, Vimeo y la que se te ocurra.com), el acceso a la información es cada vez más rápido y fácil. No descubro nada. Es parte de los avances tecnológicos, y bienvenidos sean. Los quiero mucho. Los consumo. Pero todo tiene un límite.

Mientras escribo esto, en el post de abajo (en facebook),  mi tía comenta acerca del avión que usaba Carburando (que loco el nombre Carburando, no? Así paso la mayoría de mis tiempos libres, en parte gracias a las redes, pero eso será motivo de otro post) en el turismo carretera, en el que el periodista presentaba con un: "Adelante-Adelante el avión" y desde el aire, el compañero respondía: “Avión, Avión al vuelo….” Y continuaba con su relato, dando esa información que desde la tierra no se podía observar.

El comentario de mí tía, (el cual ni siquiera leí) dispara automática y aleatoriamente un post de otra persona en mi muro (Si. Porque estuvieron bocha de años para derribar un muro, pero ahora todos tenemos uno propio. Si sos alemán pensalo un ratito. Y si no lo sos, también. Es escalofriante) que presenta el mencionado relato con una foto de una avioneta de color blanca con partes naranja y en su descripción dice: “Este es el avión de… 3,2,1 Top… 3,2,1 Top”; frase reconocida por todos aquellos que alguna vez hayan escuchado una transmisión del Turismo Carretera en los finales del 80´ y principio de los 90´.

Es cierto que yo elegí hacer una cuenta de facebook, tener tantos y pico de “amigos”, compartir X cantidad de información y fotos, como así también aceptar recibir a cambio, la data de que se perdió el perro de Luli, la información de conocidos, fotos de chicas que quisiera tener en mi cama, estados de profesore/as de la primaria, familiares, etc, etc, etc. Pero hay algo que no elegí y que me es impuesto. En este caso, no solo por el sistema creado por Zuckenberg, sino también,  por el destino de haberme sentado, abierto la computadora y conectado a facebook en este instante.

La cosa es que yo no quería saber cómo era el avión de Carburando. No me interesaba saber en lo más mínimo de qué color o tamaño era. Si tenía alguna inscripción o si era un helicóptero y el señor de la radio nos mentía descaradamente a todos los radioescuchas de la época. Es más, ¿quién me garantiza a mí, que esa foto que aparece en el post que comentó mi tía es real?. Porque claramente puede ser un fake. Pero eso tampoco me importa.

El tema es que a mí, como a cualquiera de ustedes, ese relato, lo “llevaba” a un lugar, a una situación, a un olor, a algo que está allá lejos en tiempo y espacio, donde solamente se puede ir cuando el audio de “Adelante-Adelante el avión", o el, “Aquí el avión...” sale del parlante, activando automáticamente en el cerebro, ese recuerdo que me lleva a esa tarde en el campo, donde con menos de una decena de años jugaba sin sentido a jugar y nada más. Adentro la radio acompañaba a mi abuela, mientras dejaba secar las pastas debajo del ventilador. Afuera el abuelo arreaba alguna vaca y el perro corría por detrás, sin saber bien cuál era su objetivo.

Digo “llevaba” y lo digo enojado. Con bronca. Alguien me dio un dato que no quería. Una imagen que no pedí. Algo que la letra chica de facebook no aclara. Es más, los abogados, que estén desempleados, deberían tomar estos casos y llevarlos hasta la suprema corte de justicia.

Señores!!!  Yo tenía un recuerdo asignado para el relato de “Adelante-adelante el avión” y ahora en su lugar tengo una foto de una avioneta color blanco con naranja. No hay derecho...

Ahora, a mi abuela se le pasa el tuco por salir a ver el avión y el perro ya no corre, porque hasta las vacas están mirando para arriba, asombradas de que ese audio tiene forma y color. Yo ya no juego sin sentido por el solo hecho de sentirlo así, ahora estoy leyendo los comentarios nostálgicos de “El Flaco Torinero” que recita de memoria los nombres de Castellano, Mouras, Boero, Satriano, Oyhanart, y Morresi, mientras putea a Aventín, porque el TC ya no es lo que era.

Señores, por mi parte, tratare de no caer en la misma que “El Flaco Torinero” y descargar mi bronca con el sistema, por tergiversar los aconteceres de mis recuerdos.


 ¿Alguien sabe cómo hago para cambiar la privacidad de mi cerebro?