
Cuando entre al hostel El retorno, ubicado en la soleada ciudad de Puerto Madryn, la vi de espaldas sentada frente a una computadora. Otra mujer mucho mayor se presento y dijo ser la dueña del lugar. Me saludo y me pregunto si precisaba algo. Nunca escuche lo que me dijo. Luego de un segundo, sin mirarla a la cara, le conté que hacía tres años le habíamos alquilado una casa frente a la playa y que hoy venia con esa misma intención.
Por suerte entro mi viejo y se encargo de ese tema. Mi vista estaba clavada en esa espalda morena, quemada por el sol de vaya a saber que playa del viejo continente. Estaba seguro que no era argentina, pero hasta que no la viera a los ojos o la escuchara hablar no me daría cuenta.
- Viste lo que es eso?, me dijo un flaco que estaba al lado mío con la misma cara de "Me caso, me divorcio y me vuelvo a casar"... Le pregunte si la conocía y sin decir una palabra se mordió los labios y cerró los ojos. En ese momento no pude evitar ponerme celoso. Era amor a primera vista y eso que todavía no la había visto. La situación continúo como si nada. Mi viejo charlando con la dueña. Dos huéspedes de origen ingles compartían una charla con visitantes islámicos y yo sin importar que en cualquier momento un hombre de barba larga y turbante pudiera inmolarse sin previo aviso, continuaba mi interrogatorio para saber algún dato más sobre la chica de vestidito rojo y pelo corto despeinado.
- Es francesa, 21 años y no sabes la figura que tiene. Espera a que se pare. - (ya es tarde, pensé...jajá) Me dijo el flaco, que hasta el momento solo se había hecho mención a que era uruguayo y hacia 3 meses que estaba en Madryn robando besos a las extranjeras a cambio de enseñarles el habla castellana. Sonó el timbre y el flaco, que ya me empezaba a caer gordo, fue abrir la puerta.
De repente se dio vuelta. Me tomó por sorpresa, en el único instante que le saco la vista de encima, ella me miraba fijo. Mi instinto había vuelto acertar1: era simplemente simple.
Volvió a mirar el monitor y luego otra vez hacia mí. Nos miramos fijo. El tiempo pareció detenerse. El momento tan esperado había llegado. Me quede mudo. Estaba seguro que ella iba a decir algo; y entonces fue ahí que con su acento franco español, pregunto:
- ¿ Estás esperando para usar la compu?...
Ehhh..Ahhh..No, no… - Conteste con una voz totalmente quebrada e inentendible…
Ella se dio vuelta y siguió como si nada. Yo salí rumbo a la playa, pero la lluvia torrencial me lo impidió. Nunca más la volvería a ver. El cielo estaba triste, una nueva historia de amor había fracasado…