lunes, 30 de enero de 2012

Si no lo lees, no importa...

Llega un momento en la vida de cada ser, en que frena el mundo un minuto y se pregunta: ¿Yo que tengo que ver con lo de los demás?

Entendiendo mi paso por esta vida como única e irrepetible (estilo la declaración de Barreda) intento, persigo, busco y trato de hacer todo lo que se me da la gana, en el momento que se me da la gana y tratando de joder a la menor cantidad de gente posible.

De aquí, es que a veces, puedo explicar porque me encanta estar solo, porque añoro vivir sin que nadie me rompa las pelotas, sin horarios para comer, dormir, gritar, reír o mandar a alguien al carajo de ser necesario. También me doy cuenta que al poner “a la menor cantidad de gente posible”, siempre hay, al menos una persona, a la que mi acción involucrará, directa, indirecta o mentalmente.

Entendiendo a esta altura que (casi) todo lo que hacemos involucra a un tercero, es que me detengo a pensar, o trato de entender o al menos de interpretar que pasa por las mentes de las personas cuando se dirigen hacia mí. Ya sea para hablarme, pedirme algo, saludarme, putearme, besarme olo que fuese. Ya que si digo, que una acción que realizo repercute en otro, de la misma manera, repercutirá en mí las acciones de los demás.

No sé muy bien adonde quiero ir con todo esto. Pero si me resulta, al menos, necesario tratar de entender o que entiendan, que las personas (casi 100% seguro) hacen cosas por y para uno mismo. Cuando uno da la mano, lo que mueve primero, es su mano, y lo hace por una necesidad propia. Y lo mismo le pasa a la otra persona. Si alguien me pide un vaso de agua, y yo voy amablemente a buscarlo, si bien estoy haciendo algo para otro, siguen siendo acciones propias que se relaciona con otro, pero primero estoy yo.

Ejemplos puedo dar toda la noche, pero la verdad, y siguiendo la línea de pensamiento del Eterno Retorno, no es mi intención dar ningún mensaje en particular pero si para todos en general. Amor, amistad, familia, compromiso, trabajo y en todas las cosas de la vida cotidiana sucede esto.

Empiecen a ver por qué y para qué hacen lo que hacen. Fíjense que sienten cuando besan o dejan de besar. Cuándo regalan algo, cuándo invitan a un amigo. Cuándo cambian la radio, la tele, cuándo se enojan en el trabajo, cuándo quieren mandar a la mierda a todos y cuándo se dan cuenta que eso es imposible y hay que seguir conviviendo. Entiendan que ahí nomas, si... ahí cerquita: esta el otro...

Respóndanse esas preguntas, hagan el ejercicio interno y luego traten de ver de qué manera lo comunican en su accionar. Ya que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo que hacemos. Hacemos y deshacemos por instinto.

Un poco cansado, Inconscientemente consciente trato de ver por qué y para quien escribo esto. La respuesta ya existía desde mucho antes:

Para mí...

El Chino...